El primer tema del temario oficial es fundamental porque ofrece las bases para entender el funcionamiento mecánico de las armas, identificar sus partes más importantes, saber cómo cuidarlas correctamente y, sobre todo, manejarlas de forma segura. Este conocimiento es obligatorio para cualquier persona que aspire a una licencia tipo D (armas largas rayadas para caza mayor) o tipo E (armas de tiro deportivo y escopetas de caza menor, entre otras).
Funcionamiento de las armas
El funcionamiento de un arma de fuego se basa en una explosión controlada dentro del cartucho. Al accionar el disparador, se libera el percutor, que golpea el fulminante del cartucho. Este fulminante enciende la pólvora contenida en el interior, lo que genera una gran cantidad de gases. La presión de esos gases empuja el proyectil (bala o perdigón) a lo largo del cañón y lo lanza hacia el exterior.
En las armas semiautomáticas, una parte de los gases generados se utiliza para recargar el arma automáticamente, expulsando el cartucho disparado e introduciendo uno nuevo en la recámara. En las de repetición, este proceso de carga lo realiza manualmente el tirador mediante un mecanismo como una palanca o un cerrojo. En las escopetas de un solo cañón o de cañones yuxtapuestos o superpuestos, el usuario debe abrir manualmente el arma, introducir los cartuchos y cerrarla para que esté lista para disparar.
Piezas fundamentales y mecanismos de disparo y seguridad
Todas las armas tienen una serie de elementos esenciales. El cañón guía el proyectil en su trayectoria inicial. La recámara es la parte del cañón donde se aloja el cartucho antes del disparo. El sistema de percusión es el que produce el disparo mediante el golpe del percutor. El cerrojo o sistema de cierre mantiene el arma cerrada durante el disparo, conteniendo la presión generada por los gases.
El disparador o gatillo es la parte que acciona el sistema de disparo, y el seguro es un dispositivo que impide disparar accidentalmente. Algunas armas tienen más de un tipo de seguro: manual (que el usuario activa o desactiva), automático (que se activa en determinadas posiciones), o de caída (que evita el disparo si el arma sufre un golpe).
El culatín o culata es la parte que se apoya contra el hombro, y en las armas largas tiene un papel importante en el manejo y retroceso. Otras piezas comunes son el guardamonte, que protege el gatillo, el alza y punto de mira, que permiten apuntar con precisión, y el extractor, que ayuda a sacar los cartuchos usados.
Conservación y limpieza de las armas
Una de las obligaciones del titular de un arma es conservarla en buen estado. La limpieza debe hacerse después de cada uso, ya que los residuos de pólvora, plomo o cobre pueden oxidar o deteriorar el interior del cañón y otras piezas móviles. El proceso habitual consiste en descargar completamente el arma, desmontarla según el manual del fabricante, limpiar el cañón con baquetas y productos específicos, eliminar restos sólidos con cepillos, y lubricar ligeramente las zonas móviles.
También es importante comprobar el estado de la madera (si la tiene), de los mecanismos de disparo y de los tornillos de unión. Una limpieza deficiente o el uso de lubricantes inadecuados puede afectar gravemente al funcionamiento del arma.
Las armas que no se usen deben revisarse periódicamente. Si van a guardarse durante mucho tiempo, es recomendable proteger el interior del cañón con aceites especiales y mantenerlas en lugares secos, ventilados y seguros.
Medidas de seguridad a adoptar en la tenencia de armas
Tener un arma no solo implica saber dispararla, sino también conservarla de forma segura y responsable. Por eso existen unas normas básicas de seguridad que todo usuario debe aplicar:
– Tratar siempre el arma como si estuviera cargada.
– Nunca apuntar a nada ni a nadie que no se pretenda disparar.
– Mantener el dedo fuera del disparador hasta que se esté listo para disparar.
– Comprobar que el arma está descargada antes de manipularla, limpiarla o entregarla.
– No manipular el arma bajo los efectos del alcohol, medicamentos o drogas.
– Transportar las armas descargadas, desmontadas si es posible, y en fundas cerradas.
– Guardarlas fuera del alcance de menores y personas no autorizadas, preferiblemente en un armero homologado.
También está prohibido disparar en lugares no habilitados, mostrar armas en público sin motivo legal, o manipularlas de forma temeraria. Las sanciones por estas conductas pueden suponer la retirada del arma, la pérdida de la licencia o incluso consecuencias penales.